viernes, 14 de octubre de 2011

exclusion social a causa del sida


La mayoría de las personas que padecen SIDA se encuentran inmersos en un círculo cerrado en el que están incluidos todos los puntos citados, y que presumiblemente, en este caso, unos lleven a otros completando un círculo sin fin que sólo en determinadas ocasiones se rompe, cuando el apoyo social y la solidaridad hacen su entrada. Desgraciadamente, no siempre ocurre esto, y es en la mayoría de los casos cuando la enfermedad se convierte en un estigma social y los enfermos son tratados como los leprosos en la antigüedad, que eran señalados y apartados de la sociedad por miedo al contagio.
La exclusión social a causa del SIDA se expresa de múltiples maneras, algunas muy sutiles y otras demasiado evidentes para dejar de verlas. Pero todas las formas de exclusión social coinciden en un hecho que, aunque se conoce, es inadmisible para cualquier sociedad o país democrático: la violación de los derechos humanos esenciales de las personas que viven o padecen la enfermedad, consagrados en la Declaración Universal de Derechos Humanos suscritos y ratificados por la inmensa mayoría de los países del mundo ( el derecho a la vida, a la salud, a la igualdad, al trabajo y a la educación).

encuestas sobre discriminacion de las personas con vih


   Un estudio realizado recientemente por los centros de control y prevención de enfermedades de China muestra que el 46 por ciento  de los 9.000 encuestados que no trabajan en el ámbito médico  discriminan a los enfermos de VIH/SIDA.  
     Además, el 25 por ciento de los 7.700 trabajadores sanitarios  encuestados dan muestras de esta actitud discriminatoria, evitando a los pacientes o negándose a darles la mano, y hablar o comer con ellos. 
     La encuesta se llevó a cabo en 18 ciudades de siete provincias  chinas, entre ellas Jilin, Gansu y Liaoning. 
     Xiao Yan, investigador de control y prevención de enfermedades,  afirmó que los resultados del estudio "aún no son satisfactorios", aunque indicó que se han hecho "algunos progresos". 
     Una encuesta similar realizada en 2008 reveló que el 59 por  ciento de los ciudadanos y el 34 por ciento de los trabajadores  sanitarios discriminaban a los pacientes de VIH/SIDA. 
     Según las estadísticas oficiales, 700.000 chinos padecen esta  enfermedad, de los cuales sólo 260.000 tienen acceso al  tratamiento y el apoyo proporcionado por los especialistas  sanitarios. 
     Qiu Renzhong, bioético de la Academia de Ciencias Sociales de  China, indicó que la situación en el país contrasta con la que se  vive en Estados Unidos, donde el 75 por ciento de las personas  positivas al VIH están identificados.  
     "La tasa más baja en China se debe principalmente a la  discriminación generalizada y a los esfuerzos insuficientes de los hospitales por proteger la privacidad de los pacientes, una  conducta que aleja a los enfermos de los centros sanitarios",  explicó Qiu.

"Declaración de los derechos Fundamentales de la persona que vive con el virus del SIDA"


Considerando:
Que el SIDA, desde el punto de vista de la medicina, es una enfermedad como las otras;
Que el SIDA es una epidemia mundial y que es preciso un esfuerzo colectivo mundial para detenerla;
Que no existe peligro de contagio del SIDA excepto a través de relaciones sexuales sin precauciones adecuadas, de la transfusión de sangre infectada y de la transmisión de la madre infectada al feto o al bebé;
Que desde el punto de vista planetario es la Humanidad la que se encuentra seropositiva, no existiendo una "minoría" de enfermos;
Que contra el pánico, los preconceptos y la discriminación, la práctica de la solidaridad es esencial;
Por todo ello proclamamos:
Todas las personas tienen derecho a la información clara, exacta y científicamente fundada acerca del SIDA, son ningún tipo de restricción. Las personas que viven con el virus del SIDA tienen derecho a informaciones específicas sobre su condición como tales.
Toda persona que vive con el virus del SIDA tiene derecho a la asistencia y al tratamiento, suministrados ambos sin ninguna restricción y garantizando su mejor calidad de vida.
Ninguna persona que viva con el virus VIH/SIDA será sometida a aislamiento, cuarentena o cualquier tipo de discriminación.
Nadie tiene derecho a restringir la libertad o los derechos de las personas por el único motivo de que estas personas convivan con el virus VIH/SIDA, cualquiera sea su raza, nacionalidad, religión, ideología, sexo u orientación sexual.
Toda persona que viva con el virus VIH/SIDA tiene derecho a la participación en todos los aspectos de la vida social. Toda acción que tienda a recusar a las personas que conviven con el VIH/SIDA para un empleo, un alojamiento, una asistencia o a privarlos de ello, o que tienda a restringirles la participación en las actividades colectivas, escolares y/o militares, debe ser considerada discriminatoria y punida por la ley.
Todas las personas tienen derecho a recibir sangre y hemoderivados, órganos o tejidos que hayan sido rigurosamente analizados y comprobada en ellos la ausencia del virus del SIDA.
Nadie podrá hacer referencia a la enfermedad de alguien, pasada o futura, o al resultado de sus análisis para el SIDA sin el consentimiento de la persona involucrada. La privacidad de la persona que vive con el virus VIH/SIDA deberá ser asegurada por todos los servicios médicos y asistenciales.
Nadie será sometido compulsivamente, en ningún caso, a los análisis para el SIDA. Estos deberán ser usados exclusivamente para fines diagnósticos, para el control de personas o poblaciones. En todos los casos de análisis, los deberán ser informados previamente y los resultados deberán ser comunicados por un profesional competente.
Toda persona que vive con el virus VIH/SIDA tiene derecho a comunicar sólo a las personas que él desee hacerlo su estado de salud o el resultado de sus análisis.
Toda persona que viva con el virus tiene derecho a la continuación de su vida civil, profesional, sexual y afectiva. Ninguna acción podrá restringir sus plenos derechos a la ciudadanía.

efectos de la discriminacion


En el nivel individual:
La discriminación afecta profundamente a las personas. Ella conduce a la perdida de autoestima, a sentimientos de culpa y vergüenza. A menudo las personas con SIDA se apartan por sí mismas de la asistencia que necesitan debido al temor a reacciones negativas de los otros. El aislamiento aumenta el sentimiento de "ser el único con SIDA". Ansiedad, depresión y suicidio pueden ser los resultados.
Las personas afectadas por el SIDA necesitan ser aceptadas por la Iglesia y conducidas, junto con todas sus emociones, al descubrimiento de su dignidad como creadas a la imagen de Dios.
La Iglesia debería sostener y cuidar a aquellas que se están ocupando de las personas con SIDA, para brindarles fuerzas y coraje para continuar su ministerio.
En el nivel comunitario:
La discriminación de ciertos grupos lo obliga a esconderse. La comunicación, el contacto y la existencia llegan a ser difíciles y la transmisión del VIH se facilita. La discriminación de las personas infectadas por el VIH es un obstáculo serio en la lucha para combatir la transmisión de la enfermedad. La Iglesia tiene la especial responsabilidad de reconocer estos grupos discriminados y sus necesidades.
La Iglesia debe poner de manifiesto las acciones discriminatorias y desafiar a sus miembros, a la comunidad y al gobierno de información y que están altamente expuestos a la pandemia."
En resumen, se ve claramente cómo la Iglesia reconoce el problema actual de la "tercera epidemia", lo analiza e inicia planes de acción para erradicar la discriminación, ayudando a quienes padecen la enfermedad, y condenando a aquellos que están involucrados en el acto discriminatorio.

el sida en los grupos marginados

En algunos países, el SIDA afectó principalmente a grupos que ya estaban marginados, y como consecuencia aumentó la discriminación (homosexuales, drogadictos intravenosos y prostituidos). El turismo sexual, donde varones económicamente poderosos explotan a mujeres y varones jóvenes, pone en peligro e incrementa el riesgo de la transmisión del VIH. Esto alienta la discriminación, ya que ciertos grupos no son considerados dignos de ser protegidos contra el VIH, sino que son expuestos al virus por motivos de lucro económico. Las estructuras socioeconómicas en el mundo promueven la pobreza de ciertas comunidades y grupos, haciendo más vulnerables a la difusión del SIDA a aquellos que no tienen privilegios. La lucha contra el SIDA es por lo tanto una lucha contra la pobreza, el analfabetismo, la prostitución, la drogadicción y todas las formas de desigualdad social. La falta de información tendenciosa también contribuye a la discriminación.